Un estudio realizado por investigadores de Francia, España y Estados Unidos descubrió por primera vez evidencia sobre cambios moleculares específicos detonados por un período de meditación. Los resultados muestran que la meditación puede afectar la expresión de ciertos genes ligados a la inflamación, teniendo un efecto anti-inflamatario y analgésico. El estudio analizó los efectos de un día de meditación de 8 horas contra un grupo de control que no participó en actividades meditativas. Después de las 8 horas, los que meditaron mostraron niveles de regulación genética distintos y una reducción en genes inflamatorios, lo que sugiere una mayor capacidad para recuperarse de una situación de estrés físico. Los genes específicos que la meditación afectó justamente están siendo investigados para el desarrollo de nuevos medicamentos para reducir el dolor y la inflamación, estos son el RIPK2 y el COX2.